En estos tiempos en los que la economia domina totalmente el debate diario, hay quienes aprovechan para conseguir unos objetivos propios aprovechando el ensimismamiento social en el que estamos sumidos.
Parece que hemos olvidado colectivamente todo aquello que no sea lo económico, Los valores sociales y las necesidades de las personas. Hoy es un ataque contra las personas dependientes -ojo, también contra la creación de empleo en el tercer sector-, como si ellas fueran culpables de la desviación presupuestaria o de la codicia de los mercados. Y hay que ponerle nombre a las cosas, porque en caso contrario no se entenderá. Reducir las prestaciones supone en muchos casos condenar a algunas personas a una muerte en vida prematura, abandonados a sus nulos recursos económicos o a la imposibilidad de ser atendidos por otras personas. Y esto es grave, porque en ocasiones, las cuidadoras son parejas que se encuentran en similar situación de dependencia, por su edad o por su situación de salud.
Una sociedad que recorta prestaciones que dan un aliento de vida a nuestros mayores, sin duda es una sociedad enferma. Aunque la responsabilidad primera es de aquellos que tienen la capacidad de tomar decisiones, en su ámbito, en este caso el gobierno central, extremadamente preocupado por la prima de riesgo y la caida de la bolsa y escasamente sensible a la caida y los graves problemas de supervivencia de las personas.
Parece que hemos olvidado colectivamente todo aquello que no sea lo económico, Los valores sociales y las necesidades de las personas. Hoy es un ataque contra las personas dependientes -ojo, también contra la creación de empleo en el tercer sector-, como si ellas fueran culpables de la desviación presupuestaria o de la codicia de los mercados. Y hay que ponerle nombre a las cosas, porque en caso contrario no se entenderá. Reducir las prestaciones supone en muchos casos condenar a algunas personas a una muerte en vida prematura, abandonados a sus nulos recursos económicos o a la imposibilidad de ser atendidos por otras personas. Y esto es grave, porque en ocasiones, las cuidadoras son parejas que se encuentran en similar situación de dependencia, por su edad o por su situación de salud.
Una sociedad que recorta prestaciones que dan un aliento de vida a nuestros mayores, sin duda es una sociedad enferma. Aunque la responsabilidad primera es de aquellos que tienen la capacidad de tomar decisiones, en su ámbito, en este caso el gobierno central, extremadamente preocupado por la prima de riesgo y la caida de la bolsa y escasamente sensible a la caida y los graves problemas de supervivencia de las personas.
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