jueves, 29 de septiembre de 2011

El futuro del PSC es mujer

Algunos deben haber decidido que como la cuestión de la economía nadie sabe cómo se puede resolver, ni en España, ni en Francia, ni en Alemania, tampoco en EEUU y por supuesto, mucho menos en esta pequeña parte del planeta llamada Cataluña, pues hay que dedicarse a planificar el futuro. Vamos a dedicarles el beneficio de la duda a su favor, es decir, a planificar el futuro de Catalunya desde su opción política y se han lanzado al ruedo de postularse para pilotar una nave que no está en su mejor momento políticamente hablando. Legítimo es, por supuesto.

Analicemos situaciones y antecedentes históricos. El liderazgo de un partido en Catalunya supone entre otras cosas que el líder ha de ser también quien pilote la leal oposición en el Parlament de Catalunya. No siempre ha sido así, pero cuando el líder no está en al Parlament no está en el foro que debería ser el más importante para alguien que se supone quiere liderar un partido y también, en un futuro, un país. Demasiado presente en la memoria histórica está el caso de Josep Borrell. Sobran comentarios. La excepción de Pasqual Maragall viene dada por su personalidad política y por su histórico paso por la Alcaldia de Barcelona y los Juegos Olímpicos.

Quizás algunos de los aspirantes se lo tenían que haber planteado antes, en el momento de hacer la propuesta electoral hace un año. Sorprende que ahora no se encuentren liderazgos en el grupo parlamentario elegido hace unos 10 meses. Pero ahora ya no tiene solución el tema, al menos hasta las próximas elecciones autonómicas.

Alcaldes que quieren liderar un partido. Por supuesto, totalmente legítimo. Pero quizás con la que está cayendo parece razonable pedirles el sacrificio de que se dediquen en cuerpo y alma a atender a sus ciudadanos. Es un sacrificio que no tiene por qué privarles de disputar otros objetivos en otros momentos.

Por otra parte, pienso que ha llegado el momento del liderazgo femenino en el primer partido de la oposición. Parece razonable que de una manera natural el partido que más ha apostado por la igualdad y que tiene la paridad como una obligación estatutària muestre su sensibilidad y facilite el camino para un liderazgo diferente. No nos engañemos, no será diferente si al frente vuelve a estar un hombre, aunque tenga todo el derecho y la legitimidad. No se podrá hablar de renovación real, de otros estilos, de otras sensibilidades, de otras formas de hacer política. Candidatas hay, en el mismo Parlament y fuera de él.

Apostemos por el cambio.