miércoles, 10 de febrero de 2010

Mundos paralelos

Parece que vivimos en mundos paralelos.

Primer mundo. La economía
Mientras la economia continúa dándonos disgusto tras disgusto y a nadie se le escapa que las luces de alarma hace ya tiempo que están al rojo vivo. Los premios nóbel de economía nos ofrecen diagnósticos maravillosos explicándonos, a toro pasado, el porqué de la crisis actual en España. Lástima que no alzaran más la voz en los tiempos previos a la crisis, o lástima que a los que lo hicieron no se les escuchara. Sin embargo, llegados a este punto de la situación, de extrema gravedad, lo que debemos pedir a los economistas, sean premio Nóbel o no, es un análisis riguroso de la economia y propuestas concretas para salir de ella. Hemos logrado que "los hombres del tiempo" nos avancen los eventos climatológicos, tiempo es ya para que los economistas hagan lo mismo. Y lógicamente que sean escuchados por los que nos gobiernan y por las fuerzas sociales.

El otro mundo. El político.
Me parece increible que con la cantidad de ciudadanos que están ya sufriendo en sus carnes la situación económica, en el Congreso no sean capaces de DIALOGAR y llegar a un pacto de Estado y nos desprecien con sus devaneos tacticistas en busca de votos futuros. Nos llevamos a la cabeza las manos por la "desafección" hacia la política y algunos se llenan la boca de propuestas para ilusionar al electorado. Con actitudes como las que estamos vieno hoy mismo, no les quepa duda que la desconfianza hacia la política crecerá hasta límites insospechados, dejando el campo sembrado para que el populismo y los extremismos barran a muchos de los que hoy no escuchan a la gente, y también a los que hipócritamente reclamen a otros que salgan a la calle a escuchar a los ciudadanos

1 comentario:

Blue Jones dijo...

Per sort tots tenim un alterego.

T'he vist somrient davant un quadre de la marga, divagant entre llums per sortir del presidi d'estar en aquest univers paralel, que jo et diré
com estudis científics diuen que hi són i vos els troba en la lamentació.
i és un univers pervers, de sofriment, d'angoixa.

Salutacions cordials!