Si en mayo del 2010 no estuve de acuerdo con lo que suponían los planes de Zapatero presentados en el Congreso de los diputados, porque suponía hacer lo contrario de lo que planteaba su programa electoral, hoy tampoco puedo estar de acuerdo con lo que ha planteado el actual presidente del gobierno Mariano Rajoy. Dice el presidente que lo que está haciendo no es lo que quiere hacer y tampoco lo que planteó en su programa electoral. Vuelvo a hacer la misma reflexión que hice en mayo del 2010: cuando un partido político se presenta a las elecciones con un programa y no lo puede cumplir lo que debe hacer es volver a convocar a los ciudadanos a elegir un gobierno y un nuevo programa.
La democracia no es creíble si los que se presentan a las elecciones con un programa concreto y determinado y prometiendo que van hacer una serie de cosas y además lo contrario de lo que los anteriores, finalmente no sólo incumplen su programa electoral sino que toman medidas absolutamente contrarias a los intereses del pueblo que les ha votado .
En el siglo 21 las decisiones importantes tienen que tomarlas los gobernantes pero con el respaldo de los ciudadanos. Los ciudadanos no votaron al partido popular para tomar las medidas que está tomando. Hay que exigir que se escuche nuevamente a los ciudadanos, o en el peor de los casos un referéndum vinculante sobre las medidas que ahora nos plantea el presidente del gobierno. Aunque que no creo que lo hagan, un hombre que ha presentado hoy mismo todo este conjunto de medidas en las que no cree, lo lógico es que dimita inmediatamente y su partido proponga o designe un sucesor cuyo cometido sería convocar nuevas elecciones en los plazos legalmente establecidos.
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